martes, 17 de mayo de 2011

LOS TRENES DEL FUTURO

FUTURO SOBRE RIELES

I
rán a cientos de kilómetros por hora, suspendidos en el aire: son los trenes de levitación magnética – maglev-. Pronto volarán por todo el mundo. Un conjunto de poderosos electroimanes –distribuidos en las vías y en la base de los convoyes- los mantienen en el aire y los hacen moverse. Los actuales trenes de alta velocidad, en cambio, mantienen la misma tecnología de los tradicionales: ruedas de acero sobre los rieles de acero. Y aunque los futuros adelantos en aerodinamia y en el desarrollo de motores eléctricos prometen acercarse a los trescientos cincuenta kilómetros por hora, el techo está bastante cerca.
La levitación magnética promete velocidades mayores. Si bien la idea es vieja –la propuso hace más de seis décadas el alemán Hermamm Kemper-, recién hace treinta años los ingenieros alemanes y japoneses se abocaron al diseño de los primeros trenes magnéticos. Los maglev se desplazan impulsados por sucesivos campos magnéticos que cambian su polaridad y, al rechazarlo, lo empuja aún más adelante.
Este sistema permite alcanzar una velocidad de quinientos kilómetros en condiciones normales. Pero si el convoy corriera en el vacío –para eliminar fricciones y problemas aerodinámicos- rozaría los dos mil kilómetros por hora.
Sin llegar a estos extremos fantasiosos, varios grupos están dando los toques finales a los maglev que pronto correrán por el mundo. Tienen enfoques levemente diferentes. Los nipones, por ejemplo, optaron por colocar en el tren y en los rieles electroimanes con polaridades opuestas: al rechazarse mantienen el convoy en el aire. Sin embargo, esta levitación magnética recién funciona cuando la formación supera los cien kilómetros por hora: antes debe correr sobre ruedas.
Los alemanes, en cambio, diseñaron vías que abrazan la base de los coches –además, los hacen más seguros- y colocaron dos sistemas de electroimanes: unos para mantenerlos continuamente suspendidos y otro para moverlos. Así logran que el tren se mantenga en el aire aun cuando esté detenido, por lo que se puede usar en los servicios urbanos.
Por ahora los trenes magnéticos están en período de prueba: el primer prototipo japonés superó los quinientos kilómetros por hora, y el próximo empezará a correr en 1997 en dos circuitos experimentales. Se espera que esté listo para 2005, cuando deberá unir Tokio con Osaka en poco más de una hora. Si bien en 1984 los ingenieros germanos instalaron un transbordador de baja velocidad entre la terminal ferroviaria y el aeropuerto de Birmingham (Gran Bretaña) la experiencia europea de un maglev de alta velocidad empezará en 2005 entre Berlín y Hamburgo.
Sin embargo, para que los maglev finalmente se impongan los ingenieros todavía deben salvar algunos inconvenientes técnicos. Si bien gastan menos energía que los de alta velocidad tradicionales, sus electroimanes se recalientan con facilidad, por lo que se deben instalar importantes sistemas de refrigeración. La alternativa consiste en usar los nuevos –y carísimos- materiales superconductores que, al no ofrecer resistencia al paso de la electricidad, no generan calor y ahorran energía.
Los temblores y sacudidas que producen estos bólidos no son para desdeñar: los más veloces correrán dentro de tubos donde se haya practicado un vacío parcial. Por otro lado, mientras que los trenes con ruedas pueden seguir corriendo sobre los antiguos rieles, los maglev necesitan un tendido completamente nuevo. Pero sus ventajas son numerosas: además de significar un importante ahorro energético, resultan más rápidos y silenciosos, aceleran con más facilidad y pueden trepar laderas de montañas sin problemas.

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